MARRUECOS - Un mundo de leyenda

Los antiguos narradores lo describieron como la Puerta de Africa, pero es algo, o mucho, más. Es la puerta a la fantasía, a un mundo tan próximo y tan lejano de nosotros, en el que el encanto y la fascinación envuelven al viajero.

FEZ

Ciudad Santa, fundada en el siglo VII por Moulay Idriss, es una pequeña joya de la civilización hispano-árabe, a la que sus “Madrasas” (escuelas coránicas) la convirtieron en el centro espiritual del Islam.
Ahora su principal atractivo es la visita de la Medina, declarada Patrimonio de la Humanidad y cuyas calles que forman un auténtico laberinto, están llenas de mercaderes y artesanos. Serán asaltados por ruidos, olores y colores de una muchedumbre que parece surgir de una página olvidada de la historia.

MARRAKECH

La Perla del Sur. Al pie de las cumbres nevadas del Atlas, emergiendo en medio de un frondoso oasis, se encuentra la ciudad más exuberante del país. Las muestras arquitectónicas de un pasado esplendoroso se combinan con el mundo mágico de su famosa plaza D’jema El F’na, donde encantadores de serpientes, malabaristas, narradores de cuentos y sacamuelas constituyen una auténtica “corte de los milagros”. Y en su gran Zoco, artesanos y mercaderes despliegan su hacer ante el visitante. Y la noche en la ciudad es espléndida: casinos, grandes restaurantes, pianos-bar, discotecas. Mágica y sorprendente, Marrakech les cautivará.

MEKNES

En la zona central del país, próxima a Fez, en una rica región agrícola se encuentra esta antigua capital bereber. Rodesada de murallas, la ciudad imeprial se yergue, separada por un río, drente a la ciudad moderna. Sus puertas amuralladas, sus palacios, sus mezquitas y sus pabellones son una muestra del reinado de Moulay Ismail, cuyo mausoleo está abierto al público.

RABAT

Construida junto al mar, es la capital administrativa del país. Encerrada tras kilómetros de murallas de color ámbar combina perfectamente las muestras de su pasado histórico con la ciudad contemporánea. El Palacio Real, la Tour Hassan y el Mausoleo de Mohammed V son dignas muestras del arte rabatí.

TANGER

Situada sobre un anfiteatro de colinas, frente a la costa española y dominando el Estrecho de Gibraltar es, quizás, la más cosmopolita de las ciudades marroquíes. Su espectacular playa, sus hermosos bulevares, su ambiente de noche y su Zoco multicolor, donde el español es escuchado y hablado con normalidad, dejan una grata huella en los visitantes.

AGADIR

En las estribaciones del Atlas, con una hermosa bahía de aguas tranquilas y con una playa de fina arena, es posiblemente, la playa más internacional de Marruecos, disfrutando de un clima excepcional durante todo el año. Espléndidos hoteles, restaruantes, discotecas, campos de golf, tenis y la posibilidad de efectuar interesantes excursiones (Taroudant, desierto...) la han convertido en un gran centro vacacional y turístico.

ESSAOUIRA

Es una preciosa ciudad amurallada del siglo XVIII. La antigua Mogador fue fundada bajo el reinado de Jubal II, rey de Mauritania. La parte moderna de la ciudad se remonta al año 1765 cuando el Sultan Mohamed Ben Abdellah la creó para competir con Agadir.
Este encantador puerto, resguardado por unas solidas murallas con vistas a una paradisiaca playa que se extiende sobre 6 kms de fina arena.

OUARZAZATE

Punto de partida de la ruta de los oasis en el cruce de caminos de los Valles del Draa, del Ziz y del Dades, es un lugar de encuentro de pueblos y culturas. Posee unas maravillosas y fascinantes Kasbahs como la de Taourit, antigua residencia del Glaoui-Pachá de Marrakech, con una belleza deslumbrante y en sus proximidades, la Kasbah de Ait Benhaddou, un sorprendente castillo de arena que se eleva sobre el Atlas y que ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

ZAGORA

Está considerada la Puerta del Desierto, pues más allá sólo reina la inmensidad del Sáhara. Sobre un pico rocoso y a orillas de un hermoso valle, este oasis fue utilizado por los almorávides, en el siglo XI, para vigilar las rutas de las caravanas.

ERFOUD

En el valle del Ziz, bordeada por las planicies desérticas de la Hammada y las arenas del Sáhara, esta villa se alza sobre un paisaje de más de un millón de palmeras. En sus proximidades fuentes, manantiales, dunas espectaculares, palmerales y c onstruciones típicas forman un sorprendente paisaje. ¡Ah! Y especialmene recomendable es ver el amanecer en el desierto, en Merzouga, no lejos de Erfoud.